domingo, 14 de noviembre de 2010

Entrevista a Pep Salazar

(imágenes cedidas por L'Auditori y ECM·Barcelona L'Auditori Series. Haga clic aquí para la versión en catalán de la entrevista)

Durante el curso 2008-2009, nació en Barcelona una nueva iniciativa musical con un hilo conductor muy claro: ECM·Barcelona L’Auditori Series aspira a hacer de la ciudad condal en el escaparate de la tarea que, durante más de 40 años, ha llevado a cabo una de las discográficas de referencia del panorama europeo, el sello alemán ECM. En los dos años de vida de la temporada, han pasado por L’Auditori nombres como Tomasz Stanko, Norma Winstone, Enrico Rava o Anouar Brahem. A punto de comenzar la tercera edición de este ciclo, hablamos con Pep Salazar, uno de sus directores artísticos.

¿Qué balance podemos hacer de estos primeros dos años de vida y cómo se presenta la nueva temporada?

Artísticamente, el balance es muy positivo por muchos motivos. Pusimos en marcha el ciclo porque veíamos que había un vacío en la programación musical de Barcelona y hemos conseguido llenarlo con proyectos nuevos, como el dúo de Ralph Towner y Paolo Fresu, que presentamos el año pasado, o con conciertos que tenemos preparados para esta edición. Además de la vertiente artística, también hay que destacar que hemos conseguido cerrar acuerdos de colaboración con otros festivales y entidades. Este año, la temporada colabora con el festival In-Edit, con la proyección del documental Sounds & Silence, y volvemos a hacerlo con el Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de Barcelona, incorporando dos conciertos de nuestra temporada a su programación. Por lo tanto, la vía artística y la vía de la creación de red en el panorama cultural barcelonés han sido muy positivas. Desgraciadamente, no podemos decir lo mismo desde el punto de vista económico y del público. Aunque es un ciclo muy artístico y su prioridad no es la generación de beneficios, es cierto que, como mínimo, ha de generar los recursos para autofinanciarse, y eso es algo que todavía nos cuesta.


Uno de los grandes méritos de la temporada es haber conseguido la implicación de una discográfica que es bastante reticente a prestar su marca a iniciativas de terceros. ¿Cómo lo conseguisteis?

Convencimos a Manfred [Eicher] visitándolo. Primero, desde Zero4 convencimos a L’Auditori, que es la entidad pública que acoge los conciertos, y juntos fuimos a Munich para ver a Manfred. No lo conocíamos de nada, y nos plantamos ahí para contarle el proyecto. Inicialmente, no entendía qué nos movía, por qué queríamos promocionar su música de una manera tan poco comprometida para él, pero en cuanto le explicamos la relación de Barcelona con el jazz, la existencia aquí de un público seguidor de su música, lo entendió mejor. También influyó que los conciertos se celebrarían en un espacio como L’Auditori y que lo visitamos en un momento, hace 3 años, en el que otros promotores de otras partes del mundo le estaban haciendo propuestas similares, tal vez no de temporadas estables, pero sí de pequeños festivales en Grecia, Italia, Suiza… Coincidieron varios factores: un buen momento de la discográfica, un buen momento en términos de producción musical del sello y un buen momento desde el punto de vista de la promoción de la música en Barcelona.

¿Qué implicación pedisteis a ECM?

Les dijimos que simplemente nos interesaba conocer su calendario de novedades para poder preparar los conciertos y, así, avanzarnos a las programaciones más estándards y huir de las giras. Creo que eso les gustó porque les permitía mostrar en directo cosas que, tal vez, no podrían verse. Por eso, en la programación se han alternado las novedades con los proyectos más antiguos que todavía no se habían podido ver en directo. Además, entendemos el sonido ECM en toda su complejidad, por eso no nos hemos querido limitar solamente al jazz, sino que también hemos programado algunos conciertos que se enmarcan en este subsello que tienen para comercializar propuestas de música clásica o contemporánea, las “New Series”, pero lo cierto es que nuestra prioridad como promotores es, fundamentalmente, la vertientes jazzística de ECM.

Hay una tercera línea de trabajo de ECM, mucho más minoritaria, que prácticamente no ha tenido presencia en la temporada, las músicas del mundo...

De momento no tenemos previsto incorporarlas porque consideramos que ya hay propuestas de músicas del mundo muy claras y muy definidas, y porque todavía hemos de convencer al público de que ECM también es música contemporánea. En este sentido, vamos poco a poco, aunque también somos algo osados. Este año la temporada explora por vez primera otro ámbito de acción de la discográfica, la relación de la música con el cine, no sólo con el documental que se ha proyectado en el In-Edit, sino también con el concierto del Tarkovsky Quartet, el grupo de François Couturier con el añadido de Anja Lechner.


Una cosa que se echa de menos en la programación de este año es la presencia de músicos locales. El primer año, pedisteis a Agustí Fernández que se inventara un trío con Barry Guy y Marilyn Crispell para cerrar la temporada; el año pasado, Kim Kashkashian actuó junto a la orquesta Barcelona 216...

Desde el principio, quisimos que la temporada sirviera también para que ECM conociera la realidad musical de aquí y, tal vez, para conseguir que músicos locales pudieran acabar grabando para el sello. Es una tarea muy compleja porque, dejando de lado que ellos producen tanta música que prácticamente no tienen tiempo para escuchar otras cosas, primero hemos de hacer que conozcan lo que está pasando musicalmente hablando aquí, y eso no es algo que se pueda conseguir pasando un par de días en la ciudad y viendo algún concierto.

¿Son conscientes en ECM de este vuestro deseo?

Totalmente, porque nunca se lo hemos ocultado. Y, en honor a la verdad, hemos recibido una respuesta muy positiva en un caso concreto, el de la orquesta Barcelona 216 porque, además, entra entre las prioridades que tiene ahora Manfred, que son la música contemporánea y la música escrita. Cuando vino el año pasado a ver el concierto de la Barcelona 216 con Kim Kashkashian, vio que era una orquesta muy potente y con mucha capacidad para grabar sus músicas. En este sentido, se plantea un problema adicional: el ritmo de trabajo de ECM es muy pausado. No es una discográfica comercial que trabaje con prisas, sino que elabora proyectos muy artesanales que, inevitablemente, se dilatan mucho en el tiempo, cosa que, en cierto sentido, nos traslada la presión a nosotros como promotores, ya que hemos de aguantar unos años más para ver el fruto de este trabajo. Tenemos un compromiso trienal renovable con ECM y L’Auditori, porque un ciclo como este no se puede evaluar en una sola temporada, y ésta que empieza ahora es, en cierto sentido, la prueba de fuego. Sabemos que, artísticamente, el ciclo es inmejorable, pero todavía nos falta una respuesta más contundente de otros agentes.

El problema estriba, tal vez, en que, aunque ECM es una discográfica de muchísimo prestigio, siempre ha sido relativamente difícil conseguir que su música llegara a un público que va más allá de los seguidores del sello. Es como si existiera una barrera invisible que aleja al espectador.

Es muy complicado. Podemos explicar qué hacemos, qué artistas vienen, redactar textos introductorios, pero es que, hoy, la gente tiene miedo incluso a entrar en el texto, porque vivimos en una sociedad basada en los impactos visuales. Creo que, en el caso de nuestra temporada, es más importante crear una red con otras iniciativas, como hemos hecho con el In-Edit o haremos con el Festival de Jazz de Barcelona, porque eso puede permitirnos trasladar la información a más público. ECM, además, es una marca tan potente en algunos países de Europa que les cuesta entender que aquí prácticamente hemos de trabajar desde cero. Dicho esto, que con motivo de la primera temporada viniera Manfred a Barcelona para participar en una rueda de prensa fue casi algo insólito, porque hacía años que no participaba en ruedas de prensa.

¿Cómo trabajáis para trasladar todo esto al público?

Hemos intentando hacer acciones tradicionales, como flyers o carteles, pero hemos comprobado que no funcionan. Los carteles funcionan en otro sentido, sirven para captar ayudas, complicidades, pero no ayudan a captar público. Aprovechamos el mailing de Els Amics de L’Auditori, tenemos un patrocinio de El País, porque consideramos que sus lectores son nuestro target de público... Hay otro problema, y es que la distribuidora local no ayuda en absoluto: es cierto que la venta de discos se está perdiendo y que cada vez hay menos tiendas, pero es que los puntos de venta de discos simplemente no reciben el material de ECM porque la distribuidora no lo envía, y no deja de ser paradójico que organicemos un ciclo exclusivamente con artistas de una discográfica, que trabaja con una distribuidora cuya sede está en Barcelona, y que no se detecte más presencia de este material en las tiendas.

Desde el principio, habéis defendido un modelo de temporada muy concentrado en el tiempo.

Sí, pero esa decisión también responde a una política de concentración de recursos y a que esta no es la única actividad musical de la ciudad. Hemos estirado demasiado el chicle del público y no hay gente para tanta oferta.


Los conciertos de la temporada 2010-2011, según Pep Salazar

(todos los conciertos, salvo el de Colin Vallon, se celebrarán en la Sala 2 de L’Auditori y empezarán a las 20.30h. El de Colin Vallon se celebrará en la Sala 3 de L’Auditori y empezará a las 21h.)

Charles Lloyd Quartet (16 de noviembre)

“Es un concierto de referencia. De hecho, ya sería un concierto de referencia dentro de cualquier festival, pero que esté dentro del envoltorio del Festival de Jazz de Barcelona y de nuestra temporada lo convierte en uno de los conciertos de referencia del curso musical en Barcelona”.

Louis Sclavis (24 de noviembre)

“Este quinteto de free es, tal vez, la cara más arriesgada de ECM. Va en la línea de las músicas que suele presentar en Barcelona Arco Y Flecha, y aquí tal vez habríamos tenido que trabajar con ellos para sumar una nueva pata a nuestro proyecto. El concierto de Louis Sclavis es uno de esos conciertos que, si no existiera una temporada como la nuestra, sería muy difícil ver en Barcelona”.

Steve Kuhn (1 de febrero)

“Steve Kuhn ha sido una obsesión desde que pusimos en marcha el ciclo, porque es un músico de referencia que, curiosamente, nunca ha actuado en Barcelona. Este concierto tendrá un valor añadido: podremos comprobar que no todo el piano que graba ECM va en la línea de Jarrett o de Tord Gustavsen, sino que hay otras voces”.

Tarkovsky Quartet (22 de marzo)

“Esta propuesta nos vino directamente de ECM. Es un proyecto arriesgado que vincula la música al cine y que resume perfectamente todos los intereses artísticos de Manfred Eicher. Desgraciadamente, en Barcelona no podremos presentarlo con las proyecciones que suelen acompañarlo”.

Colin Vallon Trio (10 de mayo)

“Me parece todo un lujo poder presentar en Barcelona a este trío. Ya han grabado para ECM, pero su disco no saldrá a la venta hasta, aproximadamente, la fecha del concierto. Con esta actuación, además, daremos al público de Barcelona la oportunidad de ver qué hacen los jóvenes de otras partes de Europa”.

No hay comentarios: